Venezuela, la batalla más difícil de Chávez

No hay duda que el Presidente venezolano Hugo Chávez esté combatiendo la batalla más dura y difícil de su vida. Aquella en contra del tumor que lo ha golpeado en el pasado y que, a pesar de las tres operaciones precedentes, lo ha obligado hace unos pocos días atrás a afrontar una cuarta intervención quirúrgica en Cuba. Pocas horas antes, en una dramática y valiente aparición televisiva, el mismo Presidente ha comunicado al pueblo venezolano y al mundo que habían reaparecido células malignas y por esto debía partir a La Habana para una nueva intervención quirúrgica. Por primera vez ha manifestado además la posibilidad de no poder salir adelante con la enfermedad y a pedido unidad en el apoyo a la posible candidatura presidencial de Nicolás Maduro, actual vice-presidente de la República y Ministro de Relaciones Exteriores. Una indicación clara, que lanza en primera fila a Maduro, hombre de 50 años, ex conductor del metro de Caracas  y ex-sindicalista, y deja de lado a otra figura clave como Diosdado Cabello, Presidente del Parlamento, al ex-vice-Presidente Elías Jaua y a su hermano mayor Adán Chávez entre otros.

Rifondazione Comunista, que desde un comienzo ha estado acompañando el proceso de la “revolución bolivariana”, ha enviado al Partido Socialista Unido de Venezuela, al gobierno y pueblo venezolano, sus mejores deseos por la pronta recuperación del Presidente. En estos años decenas de militantes y dirigentes del Prc han conocido de cerca aquella experiencia revolucionaria, innovadora y no exenta de contradicciones, como sucede en todos los verdaderos procesos de transformación.

El continente entero (y no solo) aguarda con el aliento suspendido la situación médica de Chávez y a Caracas han llegado mensajes de Presidentes tanto de derecha como de izquierda de todo el continente.  El propio Departamento de Estado, de los Estados Unidos de Norteamérica, haciendo uso de una buena dosis de hipocresía diplomática, después de haber tratado por todos los medios de deshacerse de Chávez (incluyendo una tentativa de golpe de Estado en el año 2002), ha enviado sus deseos de pronta recuperación al Presidente venezolano. En la última campaña electoral, terminada el 7 de octubre próximo pasado en la que Chávez ha vencido con el 55,11% de los votos, el mandatario no ha escatimado esfuerzos, recorriendo a lo largo y ancho el país, desgastándose mucho físicamente. Una victoria importante contra Henrique Capriles (44,27%), el “candidato unitario” de la oposición, reunida en la Mesa de Unidad Democrática, una invención “made in USA” para hacer callar las feroces contradicciones internas.

Pero si se analiza más a fondo el resultado electoral, Chávez ha vencido retrocediendo, ganando relativamente pocos votos (800 mil más que en el año 2006), mientras que la derecha ha perdido avanzando significativamente (más de 2 millones de votos respecto a las últimas elecciones presidenciales). Los partidos y los medios de comunicación de la oligarquía y de la oposición, después de haberse comportado como descarados buitres necrófilos, hoy están en una posición más prudente y menos agresiva. Apelan inapropiadamente a aquella “Constitución bolivariana” que siempre intentaron desconocer y no han querido jamás respetar.
Mientras escribo, en un comunicado, el gobierno venezolano ha anunciado que la difícil operación (la que ha durado 6 horas el día martes 11) ha tenido un buen resultado y que el Presidente ha iniciado su período post-operatorio, que será largo y complejo.

Están a la vista de todos los aportes decisivos que ha dado el Presidente Chávez por la causa de la liberación del pueblo venezolano y de todo el continente latinoamericano.

A lo interno de su país, ha devuelto la dignidad y el protagonismo a su pueblo, mantenido en la pobreza por el “bipartidismo vende patria” de la alternancia en el poder (entre Acción Democrática y Copei) quienes entregaban sus riquezas a las multinacionales, en primer lugar el petróleo. Más allá de recuperar los recursos petrolíferos que los gobiernos anteriores querían privatizar, el gobierno de Chávez ha intervenido renacionalizando empresas de telecomunicaciones, cemento, alimentos, etc. y apoyando la experiencia en ciernes de la autogestión y la cogestión obrera de fábricas en sectores estratégicos, reforzando el sector cooperativo, ampliando el acceso a crédito, favoreciendo la redistribución de la tierra, utilizando racionalmente los recursos marítimos protegiendo el medio ambiente del saqueo de las grandes empresas pesqueras, aprobando una legislación laboral considerada por muchos la más avanzada del continente, etc. En el país ha crecido la organización popular y las instancias de “democracia protagónica”, de democracia directa desde abajo en los territorios, en particular con los “Consejos comunales”. Por medio de las famosas “misiones” el gobierno ha multiplicado las iniciativas a favor de las clases sociales más desprotegidas, dando prioridad a la salud, educación, alimentación, a la vivienda, a una lucha sin cuartel a la pobreza a través de la inclusión social. Ha rescatado la figura de Simón Bolívar, uno de los padres de la independencia latinoamericana contra el dominio español y de otras personalidades independentistas como Francisco de Miranda. A su lado el “Cacique Guaicaipuro” cuyos restos han sido llevados al Panteón Nacional, como un acto simbólico de reivindicación histórica de la resistencia de los pueblos originarios contra la conquista y ocupación del imperio español. En el plano político se formó el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), embrionario del partido revolucionario en construcción y el que en las relaciones con los otros partidos de la izquierda ha tenido altibajos, en particular con los aliados del Partido Comunista (el que ha crecido en casi 500 mil votos, con el 6% en las últimas elecciones).

En otras palabras la dirección de Chávez ha declinado la transición y la construcción del “Socialismo del siglo XXI” en acciones concretas que han modificado las condiciones materiales, culturales y espirituales de un pueblo entero.

Pero no todo es color de rosa: como señala el mismo Comandante, después de 13 años de gobierno permanecen una serie de problemas como la corrupción, el burocratismo, la criminalidad, el verticalismo, la debilidad del movimiento sindical y la ineficiencia de muchos sectores del aparato estatal.
También en política exterior las iniciativas son innumerables. Con Chávez la potencia petrolífera venezolana ha sido y es protagonista en el seno de la OPEC (la organización de los países exportadores de petróleo) de una batalla decisiva por contrarrestar la influencia de las multinacionales de la energía. Al mismo tiempo, con la creación de PetroCaribe ha utilizado la diplomacia del petróleo para ayudar a los pueblos latinoamericanos y caribeños  a emanciparse de la dependencia del imperio estadounidense, y construir una integración regional no sometida. Decisiva ha sido la victoriosa batalla por enterrar el proyecto estadounidense del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), a la par de la creación del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) de la que forma parte junto a Bolivia, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda.   Una alianza basada en los principios de complementariedad y que ha adoptado el SUCRE como unidad monetaria de cambio emancipándose así del uso del dólar. El lento nacimiento (todavía no terminado) del Banco del Sur, instrumento estratégico para liberarse del yugo del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. El ingreso de Venezuela al Mercosur (formalizado el pasado 7 de Diciembre en Brasil) refuerza el mercado común latinoamericano entre la Argentina, Brasil, Uruguay (y el suspendido Paraguay golpista). Decisiva ha sido la iniciativa venezolana para la creación de UNASUR, y la reciente creación de la CELAC, que reúne todos los países latinoamericanos y del Caribe, para salir de la órbita de la moribunda OEA (Organización de Estados Americanos), aquella que Fidel Castro definió como el Ministerio de las colonias estadounidenses.

No hay que olvidar la oposición frontal a la guerra en Irak, en Afganistán, en Libia, en Siria,  a la agresión del gobierno israelí contra el pueblo de Palestina, y a los golpes de estado “institucionales” en Honduras y Paraguay. Y en estos momentos la mediación en el conflicto armado colombiano para una posible solución política.

En el plano de los medios de comunicación, de la “guerra mediática”, tiene a su favor el reforzamiento de las emisoras públicas (todavía en minoría), un importante reconocimiento y apoyo a los medios de comunicación comunitarios, y la creación de Telesur y de la Radio del Sur, importantes emisores que reflejan una visión latinoamericana contrapuesta a la de los grandes oligopolios de la mentira globalizada, como son la CNN, Fox News, etc.

El domingo 16 de Diciembre, la República Bolivariana de Venezuela será llamada a elegir los gobernadores de 23 Estados que la integran y de 261 legisladores regionales. A pesar de los diversos problemas (en particular en los Estados de Bolívar, Amazonas, Portuguesa y Lara con candidatos escogidos desde arriba e impopulares en las bases), todos los datos indican que una vez más la gran parte del mapa se coloreará de rojo.

Con el optimismo de la voluntad, esperamos que el próximo 10 de Enero Hugo Chávez pueda asumir el nuevo mandato presidencial (2013-2019).

El pesimismo de la inteligencia nos repite como un eco sus palabras en la aparición televisiva del sábado 8 de Diciembre, que resuena como un llamado y una advertencia para la izquierda mundial en su conjunto: ¡ UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD !